En el primer post del año de mi otro blog Bibliotecarios 2.0, hago un resumen de informe Digital Youth Research, financiado por la Fundación MacArthur, que analiza la forma en la que los nacidos digitales viven y aprenden en las redes sociales y nuevos media. He elaborado un resumen de todo el informe, pero lo que me interesa resaltar aquí es el nuevo concepto de autoridad que poco a poco se va instalando en estos jóvenes que se mueven con gran soltura por las nuevas tecnologías y sobre todo han diseñado un nuevo estilo de vida en torno y basado en ellas.
Dice el informe que existen dos tipos de redes sociales, las que se basan en la amistad y las basadas en temas de interés comunes. En las primeras, la presencia de los adultos no es bien recibida, al contrario significa más bien una intromisión en los espacios privados de los jóvenes. Como mínimo se espera una actitud por parte de los adultos similar a cuando llaman a la puerta antes de entrar en las habitaciones de los jóvenes. En estas redes sociales no existe principio de autoridad que se precie, si bien si se siguen modelos establecidos por los más creativos o frikis de la red. Pero ese liderazgo de existir, nunca se basa en principios de autoridad definidos sino en la convicción de que nadie puede imponer unos criterios sobre los de los demás.
En el otro tipo de redes, las basadas en temas de interés compartidos por los miembros de las mismas, si se establecen ciertos liderazgos basados sobre todo en la experiencia y el conocimiento de determinados miembros, pero nunca basados en la edad. Este tipo de redes se basa en la colaboración entre iguales, entre pares, y se produce un aprendizaje efectivo entre ellos considerado como una via alternativa a la formación reglada, es decir, se trata de una formación no formal.
El adulto en estos contextos, no tiene más autoridad que los demás por ser adulto. La autoridad, el respeto, la reputación, son principios que se van cimentando cada dia, no en función de la edad que se tenga sino de los conocimientos y la experiencia que se demuestren en los temas de interés que concentran a estos jóvenes digitales en torno a las redes sociales temáticas.
Se trata de una nueva forma de aprendizaje, facilitado por un nuevo concepto de formador, menos interesado en la evaluación de los conocimientos y más en servir de guía y orientación gracias a la experiencia y los conocimientos que se tengan.
El informe concluye que los adultos tenemos un papel que jugar en estas redes temáticas siempre que no sea ejerciendo un tipo de autoridad convencial, y aprendiendo de la forma en la que se consigue ese respeto en las nuevas redes sociales.
Dice el informe que existen dos tipos de redes sociales, las que se basan en la amistad y las basadas en temas de interés comunes. En las primeras, la presencia de los adultos no es bien recibida, al contrario significa más bien una intromisión en los espacios privados de los jóvenes. Como mínimo se espera una actitud por parte de los adultos similar a cuando llaman a la puerta antes de entrar en las habitaciones de los jóvenes. En estas redes sociales no existe principio de autoridad que se precie, si bien si se siguen modelos establecidos por los más creativos o frikis de la red. Pero ese liderazgo de existir, nunca se basa en principios de autoridad definidos sino en la convicción de que nadie puede imponer unos criterios sobre los de los demás.
En el otro tipo de redes, las basadas en temas de interés compartidos por los miembros de las mismas, si se establecen ciertos liderazgos basados sobre todo en la experiencia y el conocimiento de determinados miembros, pero nunca basados en la edad. Este tipo de redes se basa en la colaboración entre iguales, entre pares, y se produce un aprendizaje efectivo entre ellos considerado como una via alternativa a la formación reglada, es decir, se trata de una formación no formal.
El adulto en estos contextos, no tiene más autoridad que los demás por ser adulto. La autoridad, el respeto, la reputación, son principios que se van cimentando cada dia, no en función de la edad que se tenga sino de los conocimientos y la experiencia que se demuestren en los temas de interés que concentran a estos jóvenes digitales en torno a las redes sociales temáticas.
Se trata de una nueva forma de aprendizaje, facilitado por un nuevo concepto de formador, menos interesado en la evaluación de los conocimientos y más en servir de guía y orientación gracias a la experiencia y los conocimientos que se tengan.
El informe concluye que los adultos tenemos un papel que jugar en estas redes temáticas siempre que no sea ejerciendo un tipo de autoridad convencial, y aprendiendo de la forma en la que se consigue ese respeto en las nuevas redes sociales.
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