El mundo de la administración pública en contraste a la empresa privada, es un tema que genera discusiones apasionadas: la dejadez del funcionario, el trabajo seguro, el vuelva usted mañana, las caras de perdonarte la vida, el no entra en mis atribuciones o no viene en el convenio, etc. Parece que pertenece al pasado, pero no es así, aunque quizás no tan evidentemente como en tiempos pasados, y desde luego, se están poniendo los medios para que no siga siéndolo. En este sentido se está debatiendo el nuevo estatuto básico de la función pública, la nueva gestión de las personas, que establece que el rendimiento sea el criterio para mantener el puesto. Por lo tanto se centra la atención en la evaluación del rendimiento que servirá tanto para motivar al empleado público y que sea posible hacer "carrera" en este sector, como para impulsar la gestión por objetivos. Lo importante es el establecimiento de los sistemas que midan ese rendimiento. Y para los directivos, estos van a ser responsables directos de la eficacia y eficiencia de sus servicios, y tiene que responder de sus resultados en función de los objetivos que se hayan establecido.
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